Dice el refrán que sabe más el diablo por viejo que por diablo y cierto es. Cada vez que nos enfrentamos a una nueva situación obtenemos un aprendizaje nuevo. Es probable que en la primera experiencia no actuemos de la forma más acertada, pero a base de enfrentarnos a esta situación de forma repetida iremos aprendiendo a modular nuestra conducta y actuar de forma que sea más beneficiosa para nosotros mismos y obtener mejores resultados.
Pero ¿cómo aprendemos a enfrentarnos a nuevas situaciones?
Nadie nace sabiendo enfrentarse al mundo, pero podemos obtener información de diversas maneras.
Hay ocasiones en que hemos visto a otra persona enfrentarse a la misma situación a la que nosotros tenemos que hacerle frente y de ahí podemos obtener información sobre cómo actuar, o en caso de que los resultados que vimos no fueran positivos, como no actuar. En este caso estaríamos aprendiendo por imitación.
También podemos contar con la experiencia de otra persona, que puede contarnos su experiencia de cómo hacer frente a tal circunstancia y como salir victorioso.
Habrá otros momentos donde no podamos contar con una información privilegiada como es la observación o la experiencia de otra persona y no nos quede más remedio que pensar y experimentar por nosotros mismos y descubrir cuál es la forma más adecuada de enfrentar esta nueva circunstancia para obtener los mejores resultados.
Después de enfrentarnos a la nueva situación podremos observar los resultados, si son favorables para nosotros, nuestra autoestima saldrá reforzada y estaremos más abiertos a volver a enfrentar nuevas circunstancias. Si por el contrario los resultados que hemos obtenido son negativos, no debemos dejar que se convierta en un obstáculo al que no queremos volvernos a enfrentar, al contrario, debemos tomarlo como una experiencia y un aprendizaje de cómo no debemos enfrentarnos a esta situación.
Es importante que nos enfrentemos a todas las situaciones que se presenten en nuestra vida, aunque en principio nos den miedo, ya que será esto lo qué nos ayude a aprender a desenvolvernos mejor en nuevos ambientes, algo necesario para poder gozar de una vida de total libertad.